Grupos mediáticos
El relevamiento de los 52 medios más importantes de la Argentina documenta el alto grado de concentración de las empresas que producen la mayor parte de las noticias que circulan en el país.
El Grupo Clarín se destaca como el mayor y más consolidado de los grupos, tanto por ingresos, por cobertura territorial, por las facilidades para acceder a licencias de medios y telecomunicaciones, y por su sociedad con el Estado en la producción de papel como insumo esencial durante décadas en el segmento gráfico. Un indicador de propiedad cruzada arroja que, como mínimo, el conglomerado conducido por Héctor Magnetto supera el 25% de todos los consumos informativos.
Los grupos son privados, comerciales y cuentan con fluidos contactos con los gobiernos nacional, provinciales y municipales, lo cual se ve representado en su captura de porciones significativas de la publicidad oficial. Muchos de ellos explotan otras actividades económicas, para las cuales la actividad mediática resulta un facilitador. La excepción de medios comunitarios y cooperativos, que tradicionalmente fueron marginados del acceso a licencias, a la publicidad oficial y al apoyo económico del Estado que tuvieron los privados, se manifiesta en este informe con la inclusión de Tiempo Argentino.
Si bien la mayoría de los grupos de comunicación están en manos de capitales argentinos, la presencia extranjera (en particular, estadounidense) se hace sentir entre los grupos que dominan la audiencia de canales y señales de televisión. Por otro lado, y a diferencia de los grupos de comunicación de Brasil o México, los grupos argentinos no han desplegado estrategias de internacionalización más allá de la exitosa exportación de formatos y productos audiovisuales. Con la excepción de los grupos editoriales Perfil (en Brasil, China y otros mercados) y La Nación (EEUU), y de Infobae, que además de operar en EEUU tiene presencia en varios países de la región, el resto no tuvo un despliegue internacional (Clarín tiene intereses en Paraguay, Brasil y México pero son marginales en su estructura).
Los grupos más poderosos exhiben una integración multimedia, con participación en la industria audiovisual pero también en diarios (impresos y/o digitales).
El Estado argentino posee un “multimedios” a través del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, pero su importancia en términos de audiencia y públicos es baja, además de que su conducción y su línea editorial responden al gobierno.
No existe acceso público directo ni controles eficaces por parte del Estado a la información de la propiedad de los grupos mediáticos, salvo excepciones como la del Grupo Clarín (obligado por su participación bursátil a brindar datos sobre su accionariado e ingresos). No obstante, a través de información periodística es posible reconstruir la estructura de propietarios e incluso descubrir quiénes están detrás de representantes o testaferros (como en el caso del Grupo Albavisión).